Hasta que fue encontrada hace unos días en la costa de Queensland, al nordeste de Australia, no había referencias de esta inquietante criatura: una medusa con tentáculos de un metro de largo, una enorme umbrela –como se llama a la parte superior de estos animales– y, sobre todo, un refulgente color violeta que no pasa inadvertido.
Pero cuando se hizo público el hallazgo, empezaron a surgir testimonios deavistamientos en otras playas australianas, algunos con foto, que se remontan al año 2008.
Las miles de bocas microscópicas de sus extremidades, con las que se alimenta de plancton, y otros detalles de su anatomía emparentan al monstruo violeta con el género Thysanostoma.
Sin embargo, todos los ejemplares de Thysanostoma que colonizan las aguas australianas son mucho más pequeños y exhiben una discreta tonalidad beis. Seguramente nos hallamos ante una especie desconocida que ha empezado a proliferar más rápido o se ha desplazado desde otro lugar por algún cambio en los hábitats del océano Pacífico.
Foto: Jamie Smith, vigilante de la playa de Coolum
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