domingo, 10 de noviembre de 2013

El misterio de las piedras que caminan solas



Los geólogos han dado mil vueltas a este misterio sin llegar a una conclusión. Desde hace más de 50 años, rocas de todos los tamaños -algunas más grandes que un hombre- se mueven solas por Racetrack Playa, el Valle de la Muerte, una larga extensión lodosa en California (EE.UU.). Las piedras dejan largos rastros de su movimiento, huellas que incluso se cruzan unas con otras, formando una complicada trama en el terreno. Muchas son las teorías que se han lanzado para explicar el fenómeno, como la gravedad o los terremotos, pero una de ellas, que ya había sido propuesta con anterioridad, es la que parece cobrar fuerza por encima de las demás: láminas de hielo formadas por el agua que surge periódicamente a la superficie puede provocar el deslizamiento de las rocas.
La teoría fue propuesta por primera vez por George M. Stanley en 1955 y desde entonces ha sido apoyada por numerosos científicos. Ahora, un estudio dirigido por el Centro Goddard de Vuelos Espaciales parece confirmar las sospechas. Al parecer, durante el invierno, pequeños collares de hielo se forman alrededor de las piedras cuando el agua del lago fluye bajo el terreno.
Según publica la edición online de la revista National Geographic, donde se muestran numerosas fotos de la investigación, los investigadores llegaron a esta conclusión tras colocar diminutos sensores bajo el suelo para controlar los flujos de agua. El equipo descubrió que los sensores registraron temperaturas de congelación del agua en marzo, lo que crearía las condiciones adecuadas para que el hielo formara los «collares».
Ir marcha atrás
Sin embargo, no todos los científicos están de acuerdo con esta explicación, muchos consideran que hace falta un fuerte viento para que se produzca el movimiento, aunque esto no explicaría cómo las rocas cambian de dirección e incluso, repentinamente, deciden ir marcha atrás.
Cualquier teoría está por demostrar, pero lo cierto es que observar las fotografías de las piedras es todo un espectáculo. Las rocas se mueven tan rápido como lo haría una persona, y parecen tener vida propia. En ocasiones se deslizan en paralelo, hasta que una cambiar de rumbo y se dirige hacia la izquierda o la derecha, o incluso en dirección contraria Sin embargo, estos detalles se conocen por sus huellas, ya que nunca han sido vistas en acción. Teniendo en cuenta la desarrollada tecnología actual de cámaras y vídeos, este detalle es, por lo menos, desconcertante.






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