jueves, 28 de noviembre de 2013

Mentes contaminadas



Algunas personas sienten la necesitad constante de limpiarse, aún cuando no existe un contaminante físico. Este comportamiento es común en quienes sufren de trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o quienes han sufrido un trauma emocional. Curar una enfermedad cuya causa es invisible representa un verdadero reto, no obstante, el psicólogo Stanley Rachman cree tener la respuesta.

Rachman describe en la revista Nature a la contaminación mental como un sentimiento de suciedad interna causada por una violación física o psicológica. La fuente de contaminación no es externa, sino la interacción humana; la humillación, la crítica, el rechazo, y la traición causan manchas en las personas difíciles de limpiar.

Actualmente existe un debate dentro de la medicina psiquiátrica acerca de cómo tratar a estos pacientes. Una terapia involucra la exposición repetida a aquello que se teme, en este caso, el contaminante que causa mayor aversión. Los germofóbicos, por ejemplo, son incitados a tocar basura. Sin embargo, la mayoría de los pacientes se oponen a este tratamiento, por lo que su efectividad es limitada.

Rachman condujo un estudio con 50 mujeres jóvenes que habían sido sexualmente abusadas. La mayoría de ellas dijeron sentirse "contaminadas" tras la violación y muchas de ellas recurrieron al lavado compulsivo. Sin embargo, únicamente la minoría continuó sintiéndose así después de varios meses.

El nuevo tratamiento propuesto por Rachman y sus colegas se basa en un enfoque cognitivo; se analizan las circunstancias de la violación y las razonas por las cuales las pacientes aún se consideran amenazadas. Empleando este método, el equipo pudo reducir considerablemente los síntomas de 9 de los 12 pacientes tratados. Ahora, pretende conducir una prueba a mayor escala para comprobar su efectividad.

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